lunes, 24 de abril de 2017

NOVEDADES - BLACKWOOD CROSSING


Pocos videojuegos se pueden dar el lujo de apoyar su aventura en un referente literario sin perder la atención del jugador o sin sofocarlo. BLACKWOOD CROSSING, entre el gesto que convoca al lector perspicaz y el diálogo que se entabla con una tradición de fantasía especular, logra ambas cosas, pero lo hace a un ritmo estrepitoso que deja la sensación de que todo se acaba demasiado pronto, aunque no porque falte contar algo, sino porque, realmente, se apreciaría que el encanto de su ilusión dure un poco más o nos mantenga en vilo con una pregunta adicional cuya resolución podría dejarse para el elusivo terreno de la ambigüedad.
    Pero, para que no se malentienda, es menester aclarar que BLACKWOOD CROSSING cuenta lo estrictamente necesario para sostener su propuesta. No hay detalles de más, ni rodeos que nos lleven a una tediosa digresión, tampoco escamoteos innecesarios en sus PUZZLES, los cuales se resuelven con razonamientos perfectamente lógicos que encajan en un rompecabezas a través del cual se pretende contar los fragmentos de una historia profunda y emotiva, donde se nos enseñará que, muchas veces, para seguir adelante, debemos aprender a perdonar y, lo que es más importante, perdonarnos al fallar o fallarle a nuestros seres queridos. 
    Durante este aprendizaje, la protagonista de este videojuego, SCARLET, descubrirá cómo sobreponerse a una pérdida y, en ese mismo proceso de liberación, cómo continuar con su vida. Pero, no lo hará cualquier manera, ni de cualquier forma, pues para entender qué ocurrió antes de que su vida se entremezcle con la madeja de una fantasía pesadillesca, deberá entender primero dónde se originó esa pesadilla y cuál es su grado de responsabilidad en la consumación de una tragedia que intentará, no obstante, remediar con todas sus fuerzas a pesar de que la muerte se imponga como un rival imposible de derrotar o de que, incluso, el tiempo la sobrecoja con el recuerdo de que no se puede volver atrás.
    Escavar, sonsacar, recuperar o reconstruir, por este motivo, se convertirán en acciones vitales para SCARLET, pero no en el presente, ni en la realidad prosaica del mundo desde el cual vio partir a sus allegados o compinches, sino desde el enser de la fantasía que acarrea consigo la pesadilla, ya que esa pesadilla se convertirá en el trasunto secreto de algo que no vio o procesó mientras el presente avanzaba inexorable hacia un futuro imprevisible y terrible. Por lo tanto, mirar para SCARLET equivaldrá a mirarse ella misma, mirarse por dentro y por fuera para recuperarse de las secuelas de una experiencia de vida que parece, igualmente, haberla abandonado para dejarla con la irresolución de una pregunta cuya repuesta resulta acuciante: ¿QUÉ FUE LO QUE OCURRIÓ?
    La pregunta, como descubrirá de a poco el jugador, se buscará responder explorando [1] un tétrico PAÍS DE LAS MARAVILLAS, donde un conejo preocupado por el paso inexorable del tiempo y de sus vericuetos irrefrenables e irreversibles, disuadirá [2] a SCARLET para descender a través de una madriguera que le permitirá explorar los conflictos de su propia vida. Sin embargo, cabe aclarar que ese descenso, en BLACKWOOD CROSSING, se propondrá como un ascenso y, en consecuencia, como una posibilidad de superación de los conflictos que motivaron la exploración, ya que descender equivaldrá a profundizar en aquello en lo cual, originalmente, no se reparó para evitar la tragedia. Lo cual equivale a decir que la búsqueda de SCARLET se tramará a través de una carrera que está perdida de antemano, ya que ningún mortal puede vencer el tiempo, ni cambiar la suerte que echaron los HADOS.
    La aventura que nos propone BLACKWOOD CROSSING, en este sentido, tiene algo de frustración y algo de desencanto, ya que nos enfrenta a una irreductible limitación o imposibilidad que no podemos sortear, ni superar, del mismo modo en que la vida muchas veces nos confronta con problemas que no podemos comprender, aunque los enfrentemos o, al menos, intentemos lidiar con ellos sin perder de vista el futuro y lo que aún nos aguarda en él. Por eso es que, BLACKWOOD CROSSING, consecuentemente, no solo nos propone una aventura literaria, sino, también, una experiencia equivalente a la de crecer, donde nos volveremos a adolecer, nos tropezaremos, pero, al final, nos levantaremos luego de aprender a vivir con lo que no podemos resolver.
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[1] Este es, de hecho, el principio básico de la referencia literario que oscila entre ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS y ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO.
[2] Como ocurriera primero con la ALICIA aniñada e ingenua del relato que pergeña LEWIS CARROL para repensar el LOGOS de su época.
 

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