domingo, 30 de abril de 2017

BLACKWOOD CROSSING - GAMEPLAY III


El tercer despertar de SCARLET vuelve a reafirmar su duda sobre si la ventana del vagón es capaz de reflejar a la verdadera SCARLET o si el sueño que le convoca se prolongará por encima de la imagen nítida que ésta le devuelve. La transición del día, por su parte, también vuelve a cambiar, dejando atrás el paulatino declinar de la tarde por el clarear de una mañana de sol que todo lo enmudece con su luz prístina, lo cual sobrecoge por su imprevista transmutación, pero sosiega por su reconfortante tregua, tregua que tiene lugar luego de que SCARLET haya sido exaltada por el descubrimiento que alentó el RABBIT BOY y por algunas de las preguntas que se instalaron tras su aparición:

    -¿DE DÓNDE SALIÓ?

    O:

    -¿CÓMO LLEGÓ AL VAGÓN?

    O, simplemente:

    -¿POR QUÉ APARECIÓ?

    Es en esta constatación de lo insustancial que resulta la experiencia de lo real,  se insinuará algo terrible, debido a que FINN continúa desaparecido y un fragmento del día que compartió con su hermana se ha ido sin dejar un registro fidedigno en su memoria reciente, por lo cual SCARLET deberá salir otra vez azorada al pasillo sin contar con la certeza de si encontrará al pequeño FINN o si antes [1], realmente, tuvo la oportunidad de hablar con él. Sin embargo, en esta ocasión, la espera no se dilatará mucho, pues FINN se revelará casi de inmediato, pero con un nuevo enigma entre manos, debido a que no estará solo, ni perdido, ni asustado, ni mucho menos, consternado o asustado por los eventos recientes que podrían haber terminado con su suerte y el entusiasmo que le caracteriza.
    En otras palabras, luego del segundo despertar de SCARLET, FINN confrontará a su hermana sin ninguna explicación, ni excusa que le justifique, y aunque se muestre dispuesto a interrogarle con una parte de su terrible pesadilla, la persistencia de una actitud esquiva y renuente, delatará su falta de honestidad:


    Esto se explica porque la pesadilla de FINN se hila a través del entredicho, lo que tuvo oportunidad de confesarse pero no se confesó, lo que pudo enmendarse pero, por alguna razón, se hizo demasiado tarde para corregirse mientras se dilataba el problema en silencios alentados por los egoísmos indisolubles de lo cotidiano y sus urgencias, por los avatares de crecer y las búsquedas de los rumbos diferentes que se emprenden para escapar de la vida y las responsabilidades trazadas por los padres. Éste, de hecho, es el motivo por el cual sus personajes aparecerán demudados y recordarán, vagamente, el destino de los títeres que esperan ser contagiados por la vida del titiritero.
    Poco a poco, entonces, y a través de un juego de máscaras, como si de un carnaval se tratara, FINN sumergirá al jugador en un recorrido donde los rostros familiares se ocultarán para poner de realce un enigma:

    -¿POR QUÉ SE NIEGA LA IDENTIDAD DE LO REAL?

    El carnaval, como se sabe, supone una mezcla y una imbricación, una confusión y una reorientación. Los cuerpos se superponen y reensamblan, formando parte de un compuesto indiferenciado. Lo cual genera que la identidad se subsuma detrás de la necesidad de un ocultamiento o una disimulación, como si se negara la esencia para proteger un secreto. Pero, si esto es cierto, cabe preguntarse:

    -¿CUÁL PODRÍA SER EL SECRETO DE FINN?

    En el paisaje que le ofrece como retahíla de su pesadilla, SCARLET, al igual que ALICIA en su segunda aventura [2], deberá deshilvanar la madeja de esta pregunta reponiendo las relaciones de las piezas [3] con las cuales FINN armará su rompecabezas, mientras progresivamente forma parte de un viaje de entradas y salidas a través de un laberíntico y pesadillesco PAÍS DE LAS MARAVILLAS
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[1] Tal vez con la inmediación de un día o dos de diferencia, pues la exactitud o cualquier medida pierden sentido con la inmediación del sueño.
[2] Me refiero, por supuesto, a ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO, un libro que, de hecho, se referencia una y otra vez en la obsesión de SCARLET de mirar y mirarse a través de la ventana del vagón que metaforiza su vida y la posibilidad de cambiarla.
[3] Cada diálogo que SCARLET entablará con sus familiares o allegados, constituirá el misterio del enigma que FINN deja al alcance de su mano para revelarse a sí mismo y a su dolor inconfesado.

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